El origen del Tarot es un misterio tan ambiguo como
puede ser su uso en la actualidad. Pero más allá de adivinar el pasado o el fututo,
el Tarot es un sistema de autoconocimiento que nos habla de nuestro presente.
El Tarot es un lenguaje simbólico y a través de su
interpretación podemos acceder a conocimientos y visiones superiores a nuestra
conciencia cotidiana. Sus símbolos reflejan nuestro interior, la situación y
tendencias en el momento que nos acercamos a su Sabiduría, y por lo tanto las
pautas que guían nuestro camino personal. A través de Él podemos ver
significados recónditos de nuestra vida. Nos permite identificar aquello que
nos causa dolor y retrasos y nos brinda opciones para superarlos. Pero, ¿de
dónde viene esta información?
La Sabiduría Verdadera está manifiesta en cada parte
del Universo, desde la complejidad del espacio exterior hasta la belleza de una
pequeña flor que crece por sí misma en el campo. Sin embargo, la manera en que
ha evolucionado nuestra forma de vivir ha hecho que dejemos de reconocer esa
Sabiduría en nuestro entorno, y sobre todo en nosotros mismos. Cada vez nos es
más difícil escuchar nuestra propia voz y quizá sea por eso que nos sintamos
solos, enfermos, perdidos… desconectados.
El verdadero fin del Tarot es el autoconocimiento
transformador que nos hace capaces de “reconectarnos” con la Sabiduría del Universo
para vivir en armonía, prosperidad y respeto con nosotros mismos y con todo lo
que nos rodea. A través de estos símbolos el Ser Humano a “traducido” distintas
maneras de interpretar y vivir esta gran Sabiduría que da orden y equilibrio al
Todo. Cada Maestro ha aportado una enseñanza valiosa en el gran libro del
Tarot, nutriendo este antiguo lenguaje con sus propias palabras y significados,
confirmando lo que cada pueblo ha dejado claro a través de las distintas culturas,
religiones y expresiones artísticas: la incesante necesidad del Ser Humano por
encontrarse a sí mismo y entender su lugar en el Universo.
El Tarot puede ser un camino más para vivir esta
búsqueda de tantas prácticas y enfoques mentales, emocionales y espirituales,
para contactar con esa “Fuente” a la que hemos llamado nuestro Yo Superior,
nuestra esencia más pura, nuestra propia Divinidad… y permitir que Su Sabiduría
nos hable a través de este lenguaje simbólico para que nos guíe, sane y
transforme.
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